julio 02, 2010

¿La canjeamos por Lori?


EL ESPIONAJE NO HA PASADO DE MODA

VICKY PELÁEZ nos ha dado la mayor sorpresa de su carrera. Fue arrestada el 27 de junio en EE.UU., junto a su esposo, acusada de espía prorrusa. Juan Lázaro, el marido, ha confesado ser agente ruso y ella tiene que pagar la fianza y salvar el pellejo.

El Comercio
Por: Fernando Vivas
Viernes 2 de Julio del 2010

Parece una vieja película en la que los dos bandos, caos y control, se juegan la vida: la “conspiradora de Yonkers”, o sea Vicky Peláez, tiene que demostrar, si decide clamar inocencia y no admitir complicidad, que lo suyo es poco más que escribir con inquina ideológica —y legítima— contra el gobierno de Obama, oficio interrumpido por inocentes vacaciones en el Perú junto a “es mi esposo, pero no sabía cuan espía era” Juan Lázaro, y el FBI tiene que aportar contra ella pruebas más contundentes que las exhibidas en el testimonio de la muy perceptiva y conjetural agente María L. Ricci, porque si no hará un papelón ante la comunidad de latinos ya bastante molestos con la ojeriza antimigratoria.

LA ROJA VICKY

Peláez no es caviar, es roja como una betarraga y cuadriculada como un ladrillo. Los caviares limeños huyen de los clichés solemnes y no se confiesan chavistas ni castristas; la cusqueña Vicky, en cambio, en sus columnas de “El Diario/La Prensa” de Nueva York hablaba “desde las entrañas del monstruo” (la frase de Martí que, de paso, usó de título del libro editado en el Cusco en el que recopiló sus escritos), cuadraba a “El Gran Patrón”, o sea al gobierno de Obama, y denostaba a los presidentes serviles de la región, o sea Alan y antes Toledo, para mejor amar a los revolucionarios Chávez, Evo y Fidel.

Es su castrismo, mucho más que su genérico marxismo, lo que le ha granjeado la antipatía de sus colegas de Miami, el otro polo de la prensa latina en EE.UU. donde pocos la defienden. Gerardo Reyes, el conocido periodista de “El nuevo Herald”, escribió anteayer que a algunos de sus colegas neoyorquinos “les incomodó que tuviera en su escritorio fotografías de Abimael Guzmán”. ¡Qué fuerte!

El cariño incondicional por gobiernos o presidentes es controversial para un periodista que aspira a cierta seriedad académica en lo que escribe, pero, repito, es legal y, si se ha filtrado en las apreciaciones del FBI, la acusación se podría viciar a favor de Vicky. Tan pronto pague la fianza, podemos suponer que su defensa se va a concentrar en sustentar esa coartada persecutoria. Pero, además, tendrá que explicar a quiénes visitó en Lima, qué paquetes en rumas de 10 llevaba en la maleta y cómo así durmió dos décadas con el enemigo real de su enemigo de papel, sin convertirse ella misma en una superagente 86, cifrando mensajes en tinta invisible y usando claves como esta: “yo soy “yonkers”, tú eres “tupac””.

PRIMICIA Y ESTIGMA

Antes que los rusos de la SVR (antes KGB), fue el MRTA el que marcó para siempre su carrera. Primero fue una primicia, luego un estigma. El 8 de diciembre de 1984, cuando se supo que los emerretistas, que por entonces hacían sus pininos mediáticos (luego se volvieron más sangrientos), la secuestraron junto a su camarógrafo Percy Raborg, quedamos impactados y preocupados por el temple de esta mujer cuyo jadeo, cuando corría por la noticia, era la respiración dramática del muy sintonizado “90 segundos” de Canal 2. Tan popular era que Analí “Chelita” Cabrera la remedaba en “Risas y salsa” como “Vicky Pelada”, jadeando, motosa, “canal dus, canal dus”. Tiempos de alegre incorrección política mientras nos desangrábamos en la guerra interna.

Volviendo al secuestro, días después de la entrevista a sus plagiarios, que Vicky difundió en el noticiero, se instaló una nube de sospecha: podría tratarse, en parte, de un canje de primicia por difusión de una proclama de marras. El coronel PNP Javier Palacios, que investigó el caso, declaró, la noche del martes en el nuevo “90 segundos”, que dudaron de la versión de Peláez. El informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, en su capítulo sobre los medios de comunicación, también recoge el desconcierto sobre la naturaleza del secuestro.

La duda se instala ahora en Nueva York, en la corte, fiscalía y FBI, las mismísimas entrañas, con pólipos y tumores, del monstruo que Martí no pintó tan complicado. A su favor está su origen cusqueño, que genera rápidas adhesiones hispanas (y da otro sentido a la aspereza de sus escritos), su constancia en la carrera periodística (empezó en la agencia Andina, bajo la dictadura militar, siguió en el desaparecido “La Prensa”, en el Canal 2, al que renunció unos meses después del secuestro para enrolarse en la prensa latina en EE.UU.) y en su talante controversial que le ha granjeado buena lectoría en “El Diario/La Prensa”.

En su contra está el fastidio diplomático que sus aventuras de espía doméstica causen en estas tierras que, TLC obliga, se sienten tan ligadas a Washington. Pero, por otro lado, el saber que espías gringos y rusos se reglan tras los arbustos de parques limeños, como se desprende de los dichos de Ricci, no puede hacernos gracia. ¿Qué hacemos? ¿La canjeamos por Lori Berenson? Fuera de esta broma de colofón, el Perú sí tendrá que vigilar que la procesen con transparencia.

OBSERVACIONES
NOMBRE Virginia Peláez Ocampo de Lázaro
OCUPACIÓN Periodista
EDAD 59 años

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