julio 03, 2010

Espías que nunca volvieron del frío

La República
Vie, 02/07/2010
Por Mirko Lauer

La reciente captura de una banda de espías rusos en Nueva York tiene un fuerte aroma a guerra fría: personas que desde cómodas casas de la clase media participan en una conspiración contra su país. Los detalles de la denuncia del gobierno de los EEUU muestran que algunos usos sobrevivieron a la caída del bloque soviético y del muro de Berlín.

Aunque los móviles de los acusados todavía están borrosos, se entiende que no eran ideológicos, ya que hoy Rusia se reclama capitalista. En las primeras hipótesis que circulan los participantes lo hacían por dinero, es decir que eran espías profesionales, más o menos como los que pueblan las novelas de John Le Carré.

Uno pensaría que espiar con maletas de doble fondo en la era digital es anacrónico, y además un gasto inútil. Sin embargo la descripción que hace el FBI sugiere una mezcla de espía con relacionista público, cuya tarea no es solo averiguar, sino también tratar de influir en los círculos de decisión.

Pero quizás lo único anacrónico aquí es que los financiadores de la SVR (la KGB post URSS) sean rusos. Un grupo similar con cajeros de algún país o grupo islámico estaría en la lógica de los tiempos. De hecho varios círculos terroristas capturados han tenido una parecida implantación en los suburbios estadounidenses.

En este caso los principales medios de los EEUU no han mostrado indignación sino más bien perplejidad. Se ha señalado que el tipo de información que se exigía a la banda era del tipo que hoy puede ser fácilmente acopiado en la red. También se ha hecho notar que las capturas coinciden con una cumbre Obama-Medvedev para fraternizar mordiendo hamburguesas.

Algunos comentaristas opinan que simplemente estamos ante una supervivencia de los malos hábitos de la KGB, es decir la existencia de partidas presupuestales para espionaje que esa burocracia no quiere desperdiciar. Como si el acto mismo de espiar fuera lo importante, y no la información recogida. Alguien ha dicho que espiar es parte de la psique rusa.

Pero el gobierno de los EEUU sí tomó a la banda en serio, como lo demuestra un decenio de investigaciones y seguimiento en diversos lugares del mundo. ¿Por qué desbaratarla ahora? Misterios del contraespionaje. Mientras tanto Ed Lucas, un especialista inglés, afirma que hoy hay tantos espías rusos en Londres como durante la guerra fría.

Como nos enseña Le Carré, en el mundo del espionaje nadie realmente sabe para quién trabaja. Un espía-relacionista, como los acusados, puede haber sido rematado varias veces en el mercado sin que él mismo lo sepa. El destino final de la información puede ser tan oscuro como el origen real del financiamiento. Así la cosa ya se ve menos graciosa.

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