julio 02, 2010

Barack Obama y su juego geoestratégico

Por Vicky Peláez
Extraído de Aquí
03 de marzo de 2009
Publicado originalmente en El Diario NY

“Para los EE.UU. la derrota de la Union Sovietica en Afganistán fue más importante que el surgimiento de talibanes y su consecuencia”. (Z. Brzezinski, 1996)
La decisión del gobierno de Barack Obama, de retirar las tropas norteamericanas de Irak, y dar empuje a la guerra en Afganistán causó frustración en todos los que creyeron en la retórica pacifista del carismático líder.

En el libro “Obama, The Postmodern Coup, the Making of a Manchurian Candidate” el famoso historiador norteamericano Webster Tarpley advierte que detrás de Barack Obama están globalizadores como Zbigniew Brzezinski, George Soros, Richard Holbrooke entre muchos, cuyos planes son más ambiciosos y peligrosos que los de los neoconservadores.

Para ellos, Afganistán es el corazón de Asia que abre acceso a Rusia y China. Al fracasar todo intento de conquistarlo, la Rusia zarista, el imperio británico y los chinos, siempre lo utilizaron como ‘país valla’ para proteger sus intereses, a base de sobornos y presiones militares. Durante la Guerra Fría, los norteamericanos asesorados por el jefe del servicio secreto francés Alexandre de Marenches crearon condiciones para que los soviéticos entren en Afganistán en 1979. Después, financiaron y armaron una cruzada musulmana gastando más de 10 mil millones de dólares para combatir a los soviéticos.

Mientras Nancy Reagan marchaba a la cruzada “Dile No a la Droga”, su marido autorizaba a la CIA iniciar la Operación Mosquito para aumentar la producción de opio en Afganistán, en zonas cercanas a las bases soviéticas, y de paso inducir su uso a los habitantes de la URSS.

Así, con mujahidines, armas sofisticadas y drogas lograron derrotar a los soviéticos, y tras la retirada de éstos, los norteamericanos se olvidaron de Afganistán que se convirtió en el primer productor del opio, hachis y heroína en el mundo. Tampoco les importó que los talibanes lleguen al poder, es más, corporaciones estadounidenses, como Unocal, firmaron contratos de construcción de gasoductos a través de su territorio.

Solamente se acordaron de su existencia, cuando decidieron poner fin a la esfera de influencia rusa en Asia Central. Para muchos, éste fue el real pretexto de la invasión a Afganistán en 2001. Las consignas de lucha contra el nunca hallado Osama bin-Laden, talibanes, terrorismo, al-Qaeda, narcotráfico etc., sólo fue cobertura.

Con Afganistán bajo su control, EE.UU. podría sacar el gas y el petróleo de Asia Central, y de Irán al Mar Árabe sin acudir a los gasoductos y oleoductos rusos, e instalar sus bases militares en los ex países socialistas para encerrar a Rusia, no solamente en Europa sino en Asia. De paso también, controlarían el suministro de recursos energéticos a China. Los analistas dicen que Afganistán es también punto clave para controlar Pakistán, aliado cercano de China. Dicen que para fortalecer su poder en la región, también necesitarán distanciar a Irán de Rusia.

El Gran Patrón está siguiendo la premisa de Brzezinski, “el control del mundo es imposible sin dominio de Rusia y China”, pero los indomables afganos son la piedra en su camino.

Vicky.pelaez@eldiariony.com

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