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julio 12, 2010

Despierten, el mundo está en peligro

Por Vicky Peláez
Originalmente publicado por el Diario La Prensa, Nueva York
Extraído de la revista Almacén
15 de abril de 2002
vpelaez@eldiariolaprensa.com
"En la escala cósmica, diseñada por el astrónomo ruso Nikolai Kardashev, nosotros pertenecemos a la Civilización O. Este tipo de civilización es como un niño malcriado incapaz de controlar los berrinches y explosiones de su temperamento autodestructivo. Su historia inmadura es influenciada por el sectarismo brutal, fundamentalismo, nacionalismo y el odio racial milenario".
(Michio Kaku, 'Visions', 1997)
En un sitio perdido de la red, desde hace días, una voz viene pidiendo a su país que despierte, que haga algo para salvarse y, le advierte en inglés que un grupo de fanáticos derechistas en el poder está llevando al mundo a la destrucción y está poniendo final a ese sueño llamado democracia. Esto no es una fantasía es una terrible realidad que muy pocas personas entienden y otras no quieren entender. Realmente el mundo ha entrado en una recta de peligro fulminante para su existencia, comprobado en el último documento del Departamento de Defensa de los EE.UU llamado "Revisión de la Política Nuclear" y, que fue enviado en enero de este año al Congreso. Este documento proyecta el uso de las armas nucleares como un arma ordinaria y muestra los blancos donde lanzarlas. Esta nueva doctrina militar anula todos los tratados firmados hasta 1978, cuando EE.UU se comprometió a que "jamás usaría las armas nucleares contra cualquier país que no tenga sus propias armas nucleares y, solamente en caso de defensa y si fuera atacado directamente". Esto ha quedado en letra muerta y sepultada. Sus nuevos postulados indican que este país "puede usar armas nucleares preventivamente contra países que posiblemente estén desarrollando armas de destrucción masiva y que podrían atacar a EEUU o a sus aliados directos, usando armas nucleares convencionales".

En el documento, el mayor enfoque no se da a las armas estratégicas sino a las armas tácticas y eso quiere decir que cualquier unidad militar norteamericana podría usar, de acuerdo al criterio de su comandante, las armas nucleares en caso de conflicto bélico. Ya se habló que en el caso de haber encontrado mayor resistencia en Afganistán se hubiera usado el tipo de armas nucleares tácticas, es decir de mediano o pequeño potencial que no matan a 240 mil personas inmediatamente, como en Hiroshima por ejemplo, sino la "bicoca" de 10 a 10 mil personas. Igualmente señalan por primera vez blancos concretos:

Irak, Irán, Corea del Norte, Libia, Siria, China y Rusia. El caso de Rusia es bastante intrigante, esto se descubre justo en momentos de plenitud de "relaciones carnales" entre Bush y Putin, en vísperas del viaje del presidente norteamericano a Rusia donde estaba programado hablar sobre la "reducción de las armas nucleares". En tiempos de la Unión Soviética ésto hubiera terminado en rompimiento de relaciones o puesto en emergencia al mundo entero, pero, pese al shock internacional no hay reacción aparente a la amenaza nuclear.

Por lo que se sabe, en la cumbre Putin-Bush sólo se firmará otro documento más de reducción de armas nucleares, ésto como parte de relaciones públicas y consumo interno de cada país. Los rusos no son tontos y EEUU sabe bien que las armas estratégicas nucleares rusas, esas que causan destrucción de millones no está a su alcance todavía, como no están las que tienen los chinos... para suerte del mundo, si que es una suerte. Todavía hay residuos del balance nuclear de las décadas pasadas. El cambio de la doctrina militar está abriendo el camino a una nueva era de proliferación nuclear y de abundantes ganancias para las corporaciones de armas ya que todos los gobiernos con cierto potencial económico, saben que la única forma de defenderse es tener armas nucleares y tener acceso a los satélites para que el uso de las armas sea efectivo. Ya son 28 países que tienen armas nucleares y cualquier momento se puede desatar una guerra nuclear.

La nueva doctrina nuclear se produce cuando EEUU está realizando lo que llaman la Revolución Estructural Militar (Revolution in Military Affairs, RMA). De acuerdo al autor del proyecto, Andy Marshall, un oscuro estratega veterano del Departamento de Defensa, la hegemonía norteamericana podría ser implantada en todo el mundo sólo a través del control del espacio, por satélites de localización global precisa, de todos los blancos posibles y, que dirigen una lluvia interminable de bombas destruyendo todo lo que se puede en cuestión de minutos. Estos son los pilares del poderío militar de la única superpotencia del mundo.

Lo primero que propuso Marshall fue que EEUU ignore todos los tratados de misiles balísticos, tome el control absoluto del espacio y que cambie su foco de atención hacia la China que proyecta convertirse para el año 2025 en una nueva superpotencia. Con esto se entiende por qué la presencia de EEUU en Afganistán y en Asia Central no sólo se debe al petróleo y gas, sino para cercar a China con bases militares.

El dominio del mundo requiere dos estrategias , la macro y la micro. La primera es la que acabamos de exponer arriba y, la segunda es el dominio interno de la población norteamericana y la de sus satélites. En estos días estamos asistiendo a la muerte de la democracia tal como hemos escrito en esta columna varias veces. La militarización interna es evidente día a día y, se está imponiendo en todos los estamentos de la sociedad bajo el pretexto de la lucha antiterrorista, implantada tras el ataque a los Torres Gemelas y el Pentágono, el 11 de setiembre.

La última redada en Carolina del Norte donde cayeron 68 inmigrantes hispanos muestra claramente que la policía tiene ahora el poder de la autoridad migratoria. Las computadoras de los patrulleros policiales tendrán también datos de inmigración, entidad que será reestructurada hasta sus cimientos para hacer realidad el control. Todo esto, aparte de los juicios militares que se avecinan, de los derechos civiles suspendidos, la delación vecinal exhortada hasta por el propio fiscal de la nación Ashcroft.

Terribles días vienen para la Gran Manzana porque el alcalde billonario Michael Bloomberg nombró como jefe de información de la municipalidad de Nueva York a David Cohen, el ex jefe del departamento de operaciones superclandestinas de la CIA. Lo peor es que ya no existe en los medios masivos de esta ciudad y del país, ni en los estamentos culturales, el pensamiento alternativo pues, pensadores como Chomsky, Parenti, Samir Amin y otros están siendo considerados antipatriotas. Los grandes medios tendrían que estar informando pero no dicen nada sobre todo esto, tienen un silencio cómplice porque según la publicación 'CounterPunch', están siendo controlados por la brigada sicológica del Departamento de Defensa, el 'Fourth Psychological Operations Group'. El Pentágono puso esto en evidencia cuando anunció públicamente la creación de una oficina de desinformación, hecho que al final tuvo que desistir, aunque muchos dicen que esa sería la primera gran mentira difundida por esa oficina.

Por todo lo que quiere hacer George W. Bush es evidente que no ha visto, ¿o si?, la obra de Kurasawa donde tras un ataque nuclear sólo queda un mundo de cenizas en la cual unos pocos seres monstruosos viven tratando de exterminarse unos a otros. ¿ O será que Bush ignora que esas bombas nucleares 'chiquitas', esas que quiere lanzar sobre los pueblos que se le oponen, no sólo matan gentes sino que destruyen toda la naturaleza?. ¿Y qué tal si cunde el ejemplo y la detonan en Manhattan?, ya vimos que EEUU no es infranqueable.

Esta pesadilla es una realidad y al igual que esa voz que le dice al pueblo norteamericano "Wake up America", es necesario decir desde aquí...

¡Humanidad despierta por favor el mundo está en peligro!

julio 08, 2010

EE.UU. necesita urgentemente otra guerra

Por Vicky Peláez

Extraido de Aquí
Publicado originalmente en El Diario de NY
“La guerra es el más viejo, vicioso y más lucrativo fraude”.General Smedley Butler
La vieja premisa de los historiadores, indicando que “en el transcurso de la historia, la guerra siempre ha sido utilizada por líderes poco visionarios como un remedio inmediato para solucionar los problemas económicos nacionales” está más latente que nunca aquí en los Estados Unidos donde buscan desesperadamente salir de la recesión que generó el gobierno de George W. Bush. Con el dólar en caída, los bancos con problema de solvencia, la bolsa de valores tambaleante, la burbuja de bienes raíces desinflándose aceleradamente, etc., no es extraño lo que declara el secretario de defensa Robert Gates al decir, “necesitamos aumentar significativamente nuestra capacidad militar para poder enfrentar grandes ejércitos. No sabemos lo que pasará en Rusia, China, Corea del Norte, Irán o en cualquier otro país”.

El Director de la Agencia Nacional de Inteligencia (DNI), John Michael “Mike” McConnell fue inclusive más explícito cuando presentó su Informe Anual a la Comisión de Inteligencia del Congreso sobre ‘los peligros latentes para la seguridad nacional’. Dijo: “Rusia, China y los países de la OPEC, especialmente Venezuela e Irán podrían utilizar su bonanza financiera para su expansión geoestratégica y política en detrimento de los intereses vitales de Norteamérica en el planeta”. En realidad lo que quiso decir es: “nuestros enemigos tienen plata y con ella pueden comprar gente y las compañías que quieran”.

Lo que más molesta a los halcones de EE.UU., es el resurgimiento de Rusia como potencia económica y militar. Sus incalculables recursos energéticos, de acuerdo a los estrategas estadounidenses, influirán en el futuro rumbo de la Unión Europea que no tiene otra alternativa para sus necesidades energéticas que el petróleo y el gas ruso. Esto la alejaría de Estados Unidos y haría resquebrajarse a la OTAN, que actualmente es el pilar del dominio norteamericano en Europa. En la percepción del Secretario de Defensa Robert Gates, estas condiciones obligan a las fuerzas armadas de EE.UU. a prepararse para la guerra contra Rusia. Por lo pronto ya planifican rodear Rusia con un sistema de radares y misiles que van a ser instalados en Polonia, República Checa y posiblemente Georgia. Así piensan controlar todo el territorio, pero los rusos les mostraron hace poco, que tienen misiles que no pueden ser interceptados.

Estados Unidos, primero, teme una futura alianza militar entre Rusia y China que le haría perder en una posible guerra, y segundo, percibe que la expansión financiera y económica de China en Africa, Asia, América Latina e inclusive en EE.UU. está debilitando la influencia norteamericana en el mercado global, y está haciendo reducir su acceso a recursos naturales. Así, China también entró en la lista de potenciales enemigos. A esto el Jefe del Comando Conjunto chino, general Chen Bingde, contestó: “No somos enemigos de nadie, y si EE.UU. está asustado de nuestro desarrollo económico y militar, eso quiere decir que Norteamérica no tiene intestinos y es extremadamente miedosa. Nuestro gasto anual militar es de 45 mil millones de dólares, mientras que EE.UU. derrocha unos dos millones de millones”.

Resulta que EE.UU., en la perspectiva del Director de Inteligencia McConnell, tiene enemigos por todos lados y lo más alarmante dice que su número está creciendo en su propio “patio trasero”. Ya no es solamente Cuba sino Venezuela, Bolivia , Nicaragua y Ecuador. Para McConnell, Hugo Chávez es “más peligroso que su maestro Fidel Castro debido a las enormes cantidades de petrodólares que tiene y la dependencia norteamericana, aunque limitada, del oro negro bolivariano”. Lo que espera McConnell, es que la alianza estratégica latinoamericana, donde Cuba y Venezuela son líderes, no prospere, debido a ciertas “diferencias entre Raúl Castro y Hugo Chávez”.

Mientras tanto EE.UU. ha desatado una campaña sucia internacional millonaria para sabotear, no sólo el proyecto bolivariano, sino a todos los que quieren una independencia económica, para esto no excluye futuras guerras en nuestro continente, es decir, hacernos pelear entre hermanos para llenar sus arcas.

julio 07, 2010

Despierta Inmigrante: ¡ Llegó tu hora !

Extraído de Voltairenet
por Vicky Peláez*
07 de abril de 2006
Publicado originalmente en El Diario de NY

La política antiinmigrante del gobierno del presidente George W. Bush y su Congreso, que eligieron a los ilegales como el chivo expiatorio de los problemas económicos que vive el país, ha hecho despertar finalmente la furia de estos 12 millones de personas cuyos elementales derechos han sido negados por el estado y la sociedad norteamericana.

Las primeras protestas y en especial la marcha de Los Angeles, que sobrepasó el millón de acuerdo a los más fríos cálculos, ya hicieron titubear a Bush quien declaró que tiene ’compasión hacia los inmigrantes’ pero que no puede hacer nada para promulgar una amnistía para los ilegales porque ’tengo que obedecer al Congreso y sus leyes’, dijo e hizo sonreír al mundo.

Un presidente, que violó casi todas las leyes internacionales, ignoró al Congreso para iniciar dos guerras llevando a la bancarrota el presupuesto del estado, pisoteó la privacidad y los derechos constitucionales de su pueblo, ordenó escuchas telefónicas, creó una red de soplones, incluyendo inclusive a los choferes de ómnibuses escolares y aterrorizó al país entero, ahora se presenta como un paladín de las leyes levantando la espada de Damocles contra los inmigrantes que son el motor de la economía norteamericana y quizás su último recurso de evitar el desmoronamiento del imperio, realmente llega a lo cínico.

La gran mayoría que viene a Norteamérica no ignora que la penosa decisión de emigrar fue para librarse del hambre y la desocupación, situación a la que fueron arrojados nuestros países para hacer marchar la economía norteamericana bajo el falso pretexto de globalización, engañoso símbolo de progreso y prosperidad. Las corporaciones multinacionales se enriquecen desorbitadamente, mientras que nosotros perdimos todo. Hasta nuestros recursos naturales, fueron entregados a las empresas extranjeras y en especial a las estadounidenses.

Todas las promesas han sido falsas, inclusive la última condonación de una parte de la deuda a Bolivia, Nicaragua y Honduras anunciada con bombos y platillos por el Banco Mundial como un gesto ’histórico de buena voluntad’. Ahora resulta que es otra mentira. A cambio de la ’bondad’ de los banqueros todos estos países tuvieron que hacer más pobres a sus ciudadanos y endeudarse más. Lo mismo sucede en el resto de América Latina, a excepción de Cuba y posiblemente de Venezuela.

No hay trabajo, ni el pan de cada día.

¿Frente a esta situación, qué alternativa le queda a la mayoría de la población latinoamericana y en especial a los jóvenes? Por supuesto, emigrar especialmente, al país que hizo destruir esas economías y se apoderó de nuestros recursos naturales. Esta es la razón por la cual tuvimos que arrancarnos de nuestros terruños, parientes, hijos y amigos para poder sobrevivir y ayudar a los que dejamos.

Anualmente los hispanos que vivimos aquí mandamos más de 56 mil millones de dólares a nuestros países, nuestro poder de compra ha crecido a 700 mil millones de dólares, contribuimos al Seguro Social 25 mil millones de dólares y producimos una riqueza para la economía norteamericana de unos 2 millones de millones de dólares.

Sin el dinero que genera el gigante compuesto por 12 millones de trabajadores tildados de ilegales y de otros 36 millones de hispanos legales, reventarían tres sectores importantes de su economía: los servicios, la construcción y la manufactura.

Bush, su Congreso y sus grandes medios de comunicación ya están asustados por las marchas en todos los rincones del país, pero todavía resisten a pesar de los consejos de sus propios estrategas republicanos de dar amnistía a los indocumentados.

Hace poco uno de los influyentes asesores del Partido Republicano, Ed Gillespie declaró que ’el Partido Republicano no puede arriesgar de convertirse en un partido anti-inmigrante. Corre el peligro de perder en las próximas elecciones ya que depende principalmente del voto de los blancos sin tomar en cuenta los rápidos cambios demográficos que se están produciendo en el país’.
’Con la resistencia no alcanza, sin contraataque no hay victoria’. John William Cooke, 1920-1968
La presión de inmigrantes y su decisión de luchar por sus derechos sin miedo de dejar al descubierto la ’ilegalidad’ de muchos, ya está produciendo reacciones a nivel local. En un pequeño suburbio de los Angeles, Maywood, el municipio presidido por el alcalde Felipe Aguirre declaró oficialmente a la ciudad como un ’paraíso seguro’ para inmigrantes ilegales. A la vez, el Consejo Municipal de la ciudad de Chicago tomó la decisión de seguir su política de apoyo a inmigrantes e ignorar las leyes federales anti-inmigrantes, igual como lo hicieron en 1850 desobedeciendo las leyes ’draconianas’ del gobierno federal de capturar a los esclavos fugitivos. Habría que ver si aquí en Nueva York, el alcalde Michael Bloomberg y su consejo municipal, que tanto hablan de su liberalismo, se atreverían a seguir el ejemplo de sus colegas de Chicago.

Mientras tanto hay que decirles a las autoridades que ningún humano es ilegal, y menos aquel que le da el pan y seguridad al país. Por eso de oído a oído, de estudiante a estudiante, de jornalero a jornalero, de obrero a obrero, de organización a organización, todos debemos estar conscientes y hacernos escuchar, en calles y avenidas y en todos los rincones: ’LEGALIDAD O HUELGA’.

Las movilizaciones masivas de los emigrantes contra la política de Bush es solamente un aviso de que el gigante dormido se despertó.

El 10 de Abril es la Marcha Nacional, y la huelga general que estn convocando las organizaciones de inmigrantes para el próximo primero de mayo será el otro paso.

¡Presidente Bush está usted avisado!

        AN IMMIGRANT’S DREAM, THE AMERICAN RESPONSE por Malaquías Montoya. Acrílico-2003

Katrina y la Norteamérica oculta

Extraído de Aquí
por Vicky Peláez*
Publicado originalmente en El Diario de NY
6 de septiembre de 2005
"Pereyra, míreme a la cara./ ¿Por qué este castigo, Eulogia? ¿Por qué tanta crueldá?". (Roberto Fontanarosa)
El huracán Katrina ha revelado al mundo que la indolencia, la división de clases y el racismo siguen siendo parte implícita de la vida cotidiana de la única superpotencia del mundo, Norteamérica. Ha sucedido igual como en 1927 cuando la Gran Inundación de Missisippi azotó Nueva Orleans y fue cubierta por el agua. Los que tenían dinero abandonaron la ciudad con anticipación, mientras los desposeídos tuvieron que quedarse a merced de la naturaleza y recién, varios días después fueron trasladados a refugios miserables que carecían de toda infraestructura necesaria para una emergencia.

John Barry en su libro Rising Tide, the Great Misisippi Flood of 1927 describió cómo más de 300,000 afro-americanos que lograron salvarse, fueron trasladados como ganado a los campos de refugiados mientras que los blancos, que eran la minoría de la población, fueron evacuados utilizando barcos a vapor a otros estados. Cada vez, cuando los barcos pasaban frente a uno de estos campos, los tripulantes y los evacuados entonaban por los altoparlantes la canción "Bye Bye Blackbird". También cuenta Barry cómo las autoridades decidieron salvar los barrios pudientes rompiendo los diques que protegían los asentamientos pobres donde vivían los negros e hicieron inundar sus casas. En aquella época la pobreza entre los afroamericanos llegaba a un 80 por ciento.

Pasados 77 años poco había cambiado en la capital del jazz y la joya turística donde nacieron Louis Amstrong y Truman Capote. El 67 por ciento de la población seguía siendo de origen afroamericano y el índice de la pobreza bajó a 40 por ciento, de los cuales un 28 por ciento viven debajo del nivel de la pobreza, es decir con menos de 10,000 dólares al año, y en una ciudad donde se tiene que pagar casi mil dólares por una humilde vivienda.

En 1718 cuando fue fundada la ciudad, esta se encontraba al mismo nivel del río Mississippi, pues fue construida sobre sus sedimientos. Anualmente el río subía mientras que la ciudad se hundía 2.5 centímetros, así el Katrina los encontró a siete metros por debajo del nivel del río.

Igual como en 1927 los residentes blancos seguían edificando sus casas en las zonas residenciales ubicadas en las partes altas de la ciudad, como por ejemplo Garden City, mientras que los afroamericanos e hispanos poblaban barrios de alto riesgo ubicados por debajo del nivel del río como, por ejemplo, Lower 9th Ward. El racismo a la vez, se hizo menos visible pero no desapareció. Bastaba visitar una de las más famosas calles de la ciudad del blues, la Borbon Street donde estaban ubicados los bares de moda, para darse cuenta que los clientes afroamericanos tenían que pagar más que los blancos y eran tratados con menos respeto.

Así ha sido esta ciudad llamada el "diamante" de América con la marcada división entre "los que tenían dinero y los que no lo tenían o vivían al día" hasta que apareció el huracán Katrina que prácticamente sepultó la ciudad bajo 7 metros de agua. Desde el día 23 de Agosto cuando se supo que Katrina azotaría en 5 o 6 días Nueva Orleans, la mayoría de la población blanca empezó a abandonar la ciudad, esta vez, en sus carros, mientras que la mayoría de afroamericanos e hispanos sin disponer de movilidad propia o recursos suficientes tuvieron que permanecer en sus casas y resignarse. El gobierno federal, a pesar de las súplicas del alcalde Ray Nagin que clamaba ayuda, ya que más de 50,000 personas llevaban cinco días sin comer ni beber, no hizo nada para ayudar durante los tres días del azote del huracán, declarando "sálvense quien pueda".

Como resultado, se calcula que más de 10,000 personas en la mayoría pobres, ancianos, afroamericanos e hispanos perdieron la vida y el website del periódico local The Times - Picayune tiene más de 18,000 pedidos de búsqueda de personas desaparecidas. Hasta el momento, pese a que dijeron los habían evacuado nadie muestra lo que pasó a los presos en las cárceles de la zona devastada. Desde el día siguiente del huracán, desde México y Argentina pedían información al Diario La Prensa de Nueva York sobre presos que habían muerto encadenados en sus celdas.

Ya el mundo se ha enterado lo sucedido en el estadio El Astrodome de Nueva Orleans donde la población fue ubicada para librarse del embate de Katrina. Allí, confundidos entre los muertos, fueron maltratados por la Guardia Nacional que los trató "como basura" o prisioneros, convirtiéndose la salvación en un campo de concentración donde hubo nacimientos, asesinatos, abortos y violaciones. Mientras tanto, los medios de comunicación a la vez siguieron su patrón racista: un hombre negro con un saco en sus brazos fue caracterizado como saqueador, mientras que el blanco, como un ser humano en búsqueda de la comida.

La pregunta que flota en el aire es que si era inevitable esta catástrofe. Tiene una respuesta lógica de los ingenieros que consideran que fue previsible este desenlace después que en el 2003 el gobierno federal comenzó a desactivar el Proyecto de Control de las Inundaciones en el estado de Louisiana, aprobado por el congreso en 1995. La guerra en Irak y la lucha interna contra el terrorismo fueron los pretextos principales para reducir los fondos para fortalecer y aumentar los diques protectores de las inundaciones.

En 2004 y 2005 el periódico local The Times - Pocayune advirtió que la ciudad estaba completamente desprotegida de las catástrofes naturales ya que el Cuerpo de Ingenieros del Ejército tuvo que paralizar su labor de fortificación de diques del lago Ponchartrain y del río Mississippi debido a la recomendación del presidente Bush de desviar más del 80 por ciento de la suma asignada para la protección de Nueva Orleans a Irak. De acuerdo al especialista holandés en ingeniería civil Han Vrijling, esta decisión del gobierno de optar por la protección "débil" gastando el mínimo resultó en una tragedia. Explicó que Holanda tiene el 20 por ciento de su territorio bajo el nivel del mar y a pesar de que su territorio es minúsculo en comparación con Luisiana, gasta más dinero para aumentar los diques y construir grandes represas de protección que Estados Unidos. "Es la única forma de evitar las catástrofes", concluyó.

En realidad esta tragedia demostró que no solamente el gobierno falló en sus decisiones políticas para prevenir la tragedia sino todo el sistema de Defensa Civil del país era completamente inadecuado. La Guardia Nacional cuya misión principal era precisamente la defensa civil estaba completamente inepta para esta labor debido a la falta de entrenamiento y el envío de más de 3,000 mil de sus mejores efectivos a Irak con un 80 por ciento de la tecnología y maquinaria necesaria para las misiones de rescate.

Y esto no solamente pasó en Luisiana sino también en Mississippi y Alabama que sufrieron el paso de Katrina. La guerra en Irak también produjo confusiones en la mentalidad de los militares de la Guardia Nacional para los cuales se borró la diferencia entre el enemigo externo y sus propios conciudadanos pobres y desesperados. Recibieron en Nueva Orleans la misma orden que en Irak y Bush lo dijo: "Tolerancia cero al saqueo" o "disparar para matar". Es decir su propio pueblo se convirtió también en el enemigo, igual como ocurrió en los años 1970 en América Latina.

Lo trágico de todo esto es la indiferencia y el abandono que mostró el gobierno federal y su líder, George Bush al pueblo golpeado y sufrido de Nueva Orleans. Este, recién se pronunció 48 horas después de ocurrir la peor desgracia en la historia de Estados Unidos. Posteriormente sobrevoló el territorio afectado en helicóptero presidencial sin atreverse de bajar en Nueva Orleans. También dio una propina de ayuda de unos 10 millones de dólares, mientras que se necesitan al menos 100 millones y la reconstrucción requerirá más de 100 mil millones de dólares. Su vicepresidente, Dick Cheney ni se molestó a interrumpir sus placenteras vacaciones.

A su vez, cuando a todos los seres de conciencia se les hacia amargo llevarse un pedazo de pan a la boca o dormir en una cama, cuando miles languidecían en la zona afectada, la secretaria de Estado, Condoleezza Rice fue vista en Nueva York por los periodistas, gastando unos 7,000 dólares en zapatos. Recién el domingo visitó una iglesia afroamericana. El asesor espiritual de Bush, el líder evangelista Pat Robertson quien pidió hace poco que asesinen Hugo Chávez y quien fue nombrado como un responsable del fondo para los damnificados por el presidente, ordenó a enviar biblias y latas de comida para el hambriento y desesperado pueblo de Nueva Orleans.

Así funciona lo que Bush y sus seguidores llaman el "conservadurismo de compasión": mucha solidaridad con los ricos y completa indiferencia hacia los pobres y peor aun si son negros o hispanos. Inmediatamente entran en los planes de gentrificación aislándolos cada día más en todos los pueblos que habitan y dejándolos desprotegidos durante los desastres nacionales. La naturaleza no lo perdona y carga su propio precio aunque a cuenta de los más pobres, ancianos y niños. Mientras en Irak cayeron más de 1800 soldados norteamericanos, aquí en la capital del jazz habrían perecido trágicamente más de 10,000 ciudadanos norteamericanos en su mayoría los afroamericanos e hispanos, víctimas del abandono, negligencia y el racismo. Sin embargo todo tiene sus consecuencias. La tragedia de 1927 aceleró la destrucción de la aristocracia de plantaciones, aceleró la inmigración de los afroamericanos al norte e hizo aumentar la intervención del gobierno que se convirtió en New Deal de Roosevelt que creó programas de apoyo a los desposeídos.

Ahora el actual gobierno neoliberal, igual que sus súbditos están completamente lejanos al sentimiento de solidaridad y compasión y es difícil de predecir las consecuencias de efectos políticos de Katrina. Sin embargo, la madre naturaleza les ha dado un serio aviso sobre la necesidad urgente de un cambio de mentalidad y política. Y ya está en camino otro huracán bautizado Li para reforzar esta advertencia.

Vicky Peláez

*Escritora y periodista peruana. Publica sus artículos en El Diario de New York y en otros medios.

julio 04, 2010

De ‘´Caballo loco’ a ‘Potro domado’

Por Vicky Peláez
Extraído de Cuba debate
18 Octubre 2006
“Esclavo por una parte, servil criado por la otra, es lo primero que nota el último en desatarse”.
Pablo Milanés, “Canción por la unidad latinoamericana”.
Los que vieron el video de la reunión entre los presidentes George W. Bush y Alan García quedaron boquiabiertos porque, por primera vez Bush, quien siempre hace gala de un pensamiento infantil, apareció como un verdadero estadista, calmado y relajado mirando con sonrisa condescendiente al tenso y nervioso nuevo lacayo peruano. García parecía un Herodes moderno, pronunciando frases placenteras para el oído del emperador, traicionando así los intereses de su propio pueblo y hasta de su propio partido, el APRA, fundado por Haya de la Torre. Este postuló en el libro, “El Antimperialismo y el APRA” la necesidad de “crear la resistencia antiimperialista indoamericana y organizarla políticamente para garantía de nuestra independencia y seguro de nuestro progreso. Es misión histórica señalar realísticamente el camino y dar los primeros pasos, es la tarea histórica del APRA”.

Ahora el alumno preferido de Haya de la Torre solicita al Gran Patrón el derecho de liderazgo alternativo en el continente para crear, junto con México, Chile y Colombia un frente de resistencia contra Venezuela, Bolivia y Cuba que “le conviene a Estados Unidos para evitar propósitos antidemocráticos y otros conceptos económicos se extiendan por América Latina”, según dijo, al puro estilo de “felpudini”. No fue Bush sino Alan García quien habló del “peligro” que representa Hugo Chávez para la paz y estabilidad regional. El presidente norteamericano le contestó calmado: mi “mamá Bárbara quedó muy dolida cuando escuchó decir al venezolano que yo era alcohólico y diablo, pero yo no lo tomé en serio porque soy un político”.

El cinismo de García llegó a su clímax cuando en nombre de los pobres exhortó al gobierno de Estados Unidos a firmar el Tratado de Libre Comercio con el Perú (TLC). Ignorando la experiencia trágica de los mexicanos, que fueron las primeras víctimas del NAFTA firmado con Estados Unidos y Canadá, dijo que un eventual veto de los congresistas norteamericanos a este tratado “sería una grave noticia para los pobres peruanos”. “Las corporaciones norteamericanas llevarán prosperidad a los pobres en la sierra convirtiéndola en la Sierra Exportadora, igual como hizo la Alianza para el Progreso hace varias décadas”. Olvidó  decir García que tanto la Alianza para el Progreso, como el Instituto Linguístico de Verano fueron expulsados del Perú por el general Velasco Alvarado por sus muchos delitos y por ser dañinos a los intereses nacionales.

Realmente daba vergüenza ajena, pero no es necesario imaginar los ofrecimientos de este nuevo incondicional presidente alfombra. Apenas regresó a Lima después de la última entrevista con Condoleezza Rice, lo primero que hizo fue atacar a Hugo Chávez, sobre todo la emprendió contra el tratado militar entre Venezuela y Bolivia, objetivo del Gran Patrón en estos momentos.

Copiando la editorial del ultra conservador diario chileno, El Mercurio, dijo que “el apoyo de Venezuela a Bolivia en el campo militar es de mayor gravedad y preocupa enormemente a los países vecinos’.

Ese mismo día, el presidente argentino Néstor Kirchner dijo todo lo contrario sobre dicho acuerdo.

Felizmente, para Latinoamérica, no todos son serviles.

En su primera presidencia 1985-1990 García fue llamado ” caballo loco” por barrer la economía peruana y hacer tripas las finanzas nacionales pero sin olvidar sus bolsillos personales. Todo lo hizo bajo el pretexto del antiimperialismo’, violando de paso los derechos humanos y creando escuadrones de la muerte. Ahora se ha convertido en “potro domado”, pues sueña con relaciones carnales - al igual como lo hiciera Carlos Menem cuando casi regaló Argentina- y convertirse en un nuevo aliado estratégico de Estados Unidos.

Ahora se entiende porqué, el ex presidente del Perú, Fernando Belaúnde Terry dijo que “si nuestro Congreso descalifica a Fujimori por 10 años, Alan García debiera ser descalificado por 30 años, por lo menos.

Vicky.pelaez@eldiariny.com

julio 03, 2010

¿Bush en Haití?, una bofetada a la tragedia

Extraído de aquí
Por Vicky Peláez
20 de enero de 2010
Publicado originalmente en El Diario/La Prensa de NY

Donde quiera que haya un duelo, estaré de parte del que cae
(Juan José Arreola)
Recurrir a Bill Clinton y a George W. Bush para que ayuden en la tragedia de Haití, es ignorar el daño que ocasionaron ambos líderes a este país sufrido y constituye uno de los actos más cínicos del presidente Barack Obama. Fue precisamente en 1991 cuando el gobierno de George H. Bush (padre) apoyó el golpe de Estado contra el legítimo presidente populista Jean – Bertrand Arístide por sus intentos de retornarle a su pueblo la dignidad, a través de suaves reformas socioeconómicas que fueron percibidas por Washington como una sublevación contra el neoliberalismo globalizado.

Sin embargo, la resistencia de los haitianos obligó al gobierno norteamericano, ya bajo la presidencia de Bill Clinton, a mandar a sus marines para reinstalar a Arístide en el poder en 1994. Pero para castigar su desobediencia al plan económico neoliberal impuesto por los EEUU, que los haitianos denominaban “plan de la muerte”, Clinton declaró el embargo económico para estrangular al país, donde más del 80 por ciento de la población vivía en la pobreza, de los cuales 54 por ciento sobrevivían con menos de un dólar al día.

George W. Bush (hijo), fue inclusive más lejos cuando Arístide, que fue reelegido, trató en el 2004 de crear los comités populares y formar un sistema de Defensa Civil para prevenir las tragedias humanas durante los desastres nacionales como el terremoto que ha devastado al país, la semana pasada. Esta iniciativa fue percibida por los halcones de Bush como un ‘intento comunista que peligraría los intereses nacionales norteamericanas’. En seguida reactivaron los escuadrones de la muerte que desestabilizaron al país y dieron un pretexto a los Estados Unidos para detener y deportar a Arístide, con el cuento que había renunciado. Tras de esto impusieron presidentes lacayos y lograron que las Naciones Unidas manden soldados para ocupar y administrar el país de acuerdo a los intereses de las trasnacionales.

Las grandes potencias occidentales nunca perdonaron que Haití haya sido el primer país negro independiente, ni que haya expulsando a los franceses en 1804, a pesar de la ayuda que les dio Thomas Jefferson, quien temía que “la rebelión de 500,000 esclavos en Haití daría estímulo a los esclavos en Norteamérica”. En venganza de su liberación, los franceses obligaron a Haití a pagar una indemnización que en el dinero de hoy sería 28 mil millones de dólares, lo que llevó a este país, entonces el más rico de América Latina, al desastre. Al irse los franceses, los estadounidenses se “interesaron” por la riqueza del país: el azúcar. En 1915 lo invadieron y permanecieron allí hasta 1934, tiempo en que se produjo la deforestación y el desastre medioambiental. En ese tiempo el secretario naval Franklin D. Roosevelt, el que sería en el futuro presidente de los Estados Unidos, escribió la constitución de Haití.

En realidad cada presidente norteamericano hizo algo para arruinar más a este país. Ronald Reagan favoreció a los criadores de chanchos estadounidenses y ordenó a Haití a destruir sus 400,000 cerdos, bajo el pretexto de la gripe porcina cuya presencia nunca fue comprobada. Bill Clinton hizo destruir la producción de arroz y ahora Barack Obama les promete 100 millones de dólares de los 500 millones embargados por Clinton, ¡como ayuda desinteresada! Es más ha enviado 10,000 marines armados en vez de rescatistas y médicos. El Fondo Monetario Internacional les promete 100 millones de dólares de préstamo con intereses.

Hoy Obama se burla de Haití y del mundo, encargándole la tarea de ayuda a GeorGe W. Bush, el presidente que miraba desde un avión, tras el huracán Katrina, cómo morían los afroamericanos en Nueva Orleans.

julio 02, 2010

En el quinquenio de la Guerra del Petróleo

Extraído de Aquí
25 de marzo de 2008
Por Vicky Pelaez
Publicado originalmente en El Diario/La Prensa de NY

“Cuántas muertes más habrán de tomarse para que sean ya demasiadas.—Bertold Brecht
En su reciente teleconferencia con los militares norteamericanos acantonados en Afganistán, George W. Bush —quien estaba sentado cómodamente en su sillón de presidente— dijo visiblemente emocionado e inspirado: “Les tengo envidia. Pienso que si hubiera sido más joven y no estuviera en la Casa Blanca, estaría con ustedes compartiendo su fantástica experiencia en el campo de batalla. Debe ser excitante y hasta romántico enfrentarse al peligro”. Si para Bush y su “Darth Vader” —Dick Cheney, la guerra es excitante, no lo es definitivamente para los más de 160,000 soldados norteamericanos que han usado sus armas matando a diestra y siniestra, incluyendo inocentes civiles, y de paso derramando su propia sangre en enfrentamientos con los insurgentes.

Tan olvidadizo es este presidente “romántico” que no se acordó que en su juventud y siendo piloto militar, hizo todo lo posible con la ayuda de su papá senador para evadir el servicio militar en Vietnam y retirarse antes del tiempo reglamentario de la Guardia Nacional. Los 56,000 jóvenes norteamericanos que murieron en Vietnam no tuvieron la suerte de tener un padre poderoso y seguir disfrutando de la vida como lo hizo el joven Bush.

La historia se repite otra vez. De acuerdo a la agencia británica Opinion Research Business (ORB), en estos cinco años de guerra sin fin, más de 4,000 soldados norteamericanos, 1,000 mercenarios (contratistas) y unos 200 británicos perecieron en Irak, y más de 400 en Afganistán. Ha aumentado el número de soldados que se han suicidado, lo que eleva el número real de muertos norteamericanos. ¿Y cuántos indocumentados han muerto? Solamente el Pentágono lo sabe.

Como dice la periodista italiana Giuliana Sgrena, quien fuera secuestrada en Irak, “si los muertos no se cuentan, no existen. En los Estados Unidos ni siquiera se pueden ver los ataúdes que llegan desde Bagdad. Y si no se ven los ataúdes, los cadáveres también son invisibles”. Tampoco se ven los heridos. De los 750,000 soldados que pasaron a la reserva, 65,000 regresaron heridos; y hay muchos más que necesitan atención médica permanente y ayuda siquiátrica. Mientras tanto el “romántico y compasivo” presidente ordena recortar el presupuesto del Departamento de Veteranos, ¡tan grande es su amor al prójimo!

El sufrimiento de padres norteamericanos que perdieron a sus hijos queda chico si lo comparamos con la tragedia del pueblo iraquí que perdió 1,220,580 de sus hijos, madres, padres, nietos y abuelos. Desde que EE.UU. invadió a Irak, en marzo de 2003, más de 4,700,000 personas perdieron sus casas, 2,200,000 se escaparon al extranjero, de ellos 40 por ciento eran de la clase media, y 2,500,000 se convirtieron en refugiados internos. Los cadáveres llenaron las calles de Bagdad. Fueron asesinados más de 2,000 doctores, 1,500 científicos, 210 abogados y jueces, 282 periodistas y 330 maestros. La gente vive aterrorizada y en precarias condiciones económicas. Un 50 por ciento de niños menores de cinco años sufren de malnutrición y todo el servicio público ha colapsado. Este es el precio que paga el pueblo iraquí por la Guerra del Petróleo de Bush.

Sin embargo, la guerra siempre ha producido un efecto bumerán. Durante la guerra de Vietnam, EE.UU. se desgastó tanto que tuvo que imprimir más dólares que el respaldo de las reservas de oro le permitía y así en 1971 se derrumbó el sistema financiero. El gasto de esta guerra, calculada en 5 millones de millones de dólares ya superó al de Vietnam. La actual crisis económica es su producto y el precio lo pagará el pueblo norteamericano durante mucho tiempo, mientras Bush y Cheney descansarán plácidamente en sus ranchos.

vicky.pelaez@eldiariony.com